¿Lo primero que tengo que hacer para vender una casa?

Marta tenía claro que quería vender, pero no sabía por dónde empezar

Había heredado la casa de sus padres.

Llevaba meses dándole vueltas.

¿La reformo? ¿La publico ya? ¿Qué papeles me van a pedir?

Y sobre todo:

¿Qué es lo primero que tengo que hacer para vender una casa?

Cuando preguntaba, las respuestas eran vagas.
Y el miedo a equivocarse la bloqueaba.

Hasta que descubrió algo que marcó la diferencia:
vender bien no empieza en los portales… empieza mucho antes.

 

Pero… ¿por dónde se empieza a vender una casa?

Marta tenía claro que quería vender su piso.

Lo que no tenía tan claro era por dónde empezar.

Ni qué documentos iba a necesitar.

Ni cuándo tenía que buscar un notario.

Ni si era mejor arreglar primero la cocina o dejarlo todo tal cual.

Preguntó a un conocido que había vendido hacía poco.

Y su respuesta no le sirvió de mucho:
“Haz fotos bonitas y ya está. Lo demás lo vas viendo.”

Pero Marta no quería “ir viendo”.

Quería hacer las cosas bien desde el principio.
Evitar errores caros.
Y saber qué pasos eran realmente importantes.

Lo que descubrió después —y cómo lo aplicó— puede ayudarte a ti también si estás pensando en vender.

Índice

¿Qué es lo primero que tengo que hacer para vender una casa?

Marta no quería precipitarse.
Había heredado aquella casa, y sabía que valía mucho más que cuatro paredes y un tejado.

Pero también sabía una cosa:
No basta con poner un cartel y esperar llamadas.

Antes de anunciar nada, quería tenerlo claro:
¿Qué es lo primero que debía hacer para venderla bien?

Y sobre todo, ¿cómo evitar los errores que otros ya han pagado caros?

Lo primero es mirar con ojos nuevos

Aunque vivas en ella desde hace años, o la tengas tan vista que crees conocer cada rincón, toca ver tu casa como lo haría un comprador.

  • ¿Hay grietas que antes ignorabas?

  • ¿Puertas que no cierran bien?

  • ¿Cosas acumuladas que restan espacio visual?

No se trata de gastar una fortuna en reformas.
Pero sí de hacer una revisión crítica, como si entraras por primera vez.
(Y si puedes, con ayuda profesional, mejor).

Tu casa compite. Y los compradores comparan.

Marta entendió que, al vender una casa, todo comunica:
La luz, el olor, el orden, incluso el silencio.
Y que si no preparaba bien su vivienda, la gente solo se fijaría en el precio.

Así que se puso manos a la obra.
Y no solo arregló lo esencial. También supo resaltar lo mejor de su casa para no tener que bajarse los pantalones con la cifra final.

Porque cuando preparas bien la venta, no necesitas justificar tu precio.
La casa lo defiende por sí sola.

Y ahora que ella lo ha vivido, quiere que tú también lo sepas:
Lo primero que tienes que hacer para vender tu casa es verla con nuevos ojos.
Y prepararla como si fuera una entrevista de trabajo…
Porque en cierto modo, lo es.

¿Qué documentación necesitas para vender tu casa?

Marta pensaba que bastaba con tener la escritura.

Hasta que le pidieron el certificado de eficiencia energética.

Y luego, la nota simple.

Y después, el último recibo del IBI.

Y al final, se sintió como si fuera a opositar a notaría, en vez de vender su casa.

Nadie le había contado que vender una vivienda en España implicaba reunir más papeles que una boda por lo civil.

Por eso, para que no te pille igual, aquí va lo esencial:

Estos son los documentos que suelen pedirte antes de vender

  • Escritura de propiedad o título de adquisición.
    Lo que demuestra que tú eres el propietario.

  • Nota simple actualizada del Registro.
    Se puede pedir online. Verifica que no haya cargas.

  • Último recibo del IBI pagado.
    Porque si no está pagado, lo tendrás que abonar tú antes de firmar.

  • Certificado de eficiencia energética.
    Es obligatorio desde 2013 para vender. Sin él, no se puede firmar.

  • Certificado de deuda cero de la comunidad.
    Que demuestre que no debes cuotas a los vecinos.

  • DNI en vigor.
    Parece obvio, pero a veces está caducado y ni te has enterado.

¿Y si falta alguno?

Marta descubrió que hay soluciones para casi todo.
Pero cada documento que falta, es tiempo y dinero que se pierde.
Y a veces, hasta compradores que se van por no esperar.

Por eso, cuando empieces a pensar en vender, no esperes al último momento.

Haz como Marta hizo al final:
Prepara los papeles como si fueras a firmar mañana.
Aunque la venta tarde semanas.

Porque si te llaman diciendo “hay un comprador interesado”, que lo único que falte…
sea decidir si aceptas el precio.

¿Cuándo tienes que acudir al notario si vas a vender tu casa?

Marta pensaba que lo del notario era lo último.

Una cita para firmar, estrechar manos y hacer el traspaso.

Pero cuando su agente le preguntó si ya tenía notaría asignada, se dio cuenta de que había más de lo que creía.

—“¿No la elige el comprador?” —preguntó.

Y sí… pero no siempre.

Depende del acuerdo. Y a veces, conviene tener un notario de confianza desde el principio.

Porque el notario no solo está para la firma. También comprueba los documentos, detecta errores y confirma que todo esté en orden legal antes de vender.

¿Entonces, cuándo hay que acudir?

Aquí van dos momentos clave:

Si no tienes clara la documentación

Hay propietarios que lo tienen todo en regla. Y otros que no.

Marta, por ejemplo, tenía dudas sobre la herencia.

No sabía si la escritura estaba bien, si había que hacer algún trámite previo, o si hacía falta liquidar plusvalía mortis causa antes de vender.

El notario, en su caso, fue esencial.

Le pidió la documentación, revisó que todo cuadrara y le dio por escrito lo que faltaba (y cuánto podía costar).

Eso evitó errores. Y le dio seguridad desde el primer momento.

Si tú también dudas, acude pronto. Es mejor pagar 60 euros por una consulta ahora… que perder 6.000 más adelante por firmar mal.

Si ya tienes comprador y vais a firmar

Aquí sí que no hay escapatoria: la venta se formaliza en notaría, siempre.

Ese día se entrega el cheque, se firma la escritura pública, se dan las llaves… y se inscribe todo en el Registro.

Por eso, antes de esa cita, el notario tiene que:

  • Verificar cargas, deudas y titularidades.

  • Calcular impuestos como la plusvalía municipal.

  • Revisar los documentos aportados.

  • Preparar el borrador de la escritura.

Importante: No llegues a la notaría sin haber leído el borrador.

Y si puedes, revisadlo juntos tú y tu asesor antes del día de la firma.

Marta, por ejemplo, descubrió un error en la referencia catastral justo a tiempo.

Si no lo llega a ver, habría tenido que volver a firmar y retrasar todo.

Por eso, no subestimes este paso.

La notaría no es un trámite más.

Es el lugar donde se decide si la venta acaba bien… o si se complica para todos.

Antes de vender tu casa… hay algo más importante que cualquier trámite

Marta lo aprendió por las malas.

No fue el papeleo lo que más quebraderos de cabeza le dio.

Ni los arreglos, ni la notaría, ni siquiera los impuestos.

Fue otra cosa.

Una que nadie le había explicado:

Vender una casa no empieza en los portales. Empieza en tu cabeza.

Porque si tú no tienes claro el proceso, el precio, los tiempos o incluso el tipo de comprador que buscas… terminarás aceptando lo primero que venga. Y casi siempre, eso significa vender mal.

Marta no quería eso.

Quería vender bien. Con cabeza. Con estrategia.

Y por eso te digo lo mismo que ella se repitió durante semanas:

Lo primero que tienes que hacer para vender tu casa… es informarte.

No de cualquier manera. No con vídeos genéricos o consejos de bar.

Sino con alguien que haya estado en tu situación. Que entienda lo que te juegas. Y que te diga las cosas como son, no como suenan bien.

Porque si sabes lo que haces, lo haces mejor.

Y en una venta, eso puede suponer decenas de miles de euros de diferencia.

Preguntas frecuentes sobre la venta de una vivienda y los impuestos

Verla como lo haría un comprador. No basta con querer vender: hay que prepararla para que no se devalúe antes de empezar. Una casa bien presentada transmite confianza y evita regateos innecesarios. Si no sabes por dónde empezar, cuéntanos tu caso y te orientamos sin compromiso.

Más de los que imaginas si nunca lo has hecho: escritura, nota simple, certificado energético, IBI pagado, comunidad al día… Si falta uno, el notario no firma. En Novalinmo te ayudamos a revisar todo desde el principio, para que el día de la firma no falte ni un punto ni una coma.

Depende de cómo la vendas. Una vivienda puede estar meses en portales… o venderse en semanas si se presenta bien, se fija el precio correcto y se sigue un plan. Nuestros datos reales: 27 días de media. Porque aquí no improvisamos. Diseñamos un plan para vender, no para esperar.

Sí, pero todo lo que el comprador vea como defecto, lo va a descontar del precio. No se trata de hacer obras, sino de ponerla a punto. A veces, un detalle cambia toda la percepción. Nosotros te ayudamos a decidir qué arreglar y qué no, para que inviertas solo si te sale a cuenta.

Puedes hacerlo. Pero si quieres vender bien, sin rebajas forzadas, sin errores en la documentación y con alguien que defienda tus intereses, elige bien con quién vas. En Novalinmo no trabajamos con todos. Solo con quien quiere vender bien. Como tú.

Vender sin sustos empieza mucho antes del cartel

Marta no fue la primera ni será la última en descubrir que los problemas no llegan el día de la firma… sino mucho antes.

Vender una casa no es publicar un anuncio.
Es tomar decisiones informadas, preparar la documentación con antelación y tener claro lo que implica cada paso.

En Novalinmo, no te lanzamos al vacío con un “ya veremos”.

Te ayudamos a anticiparte.

A saber qué necesitas, qué riesgos hay y cómo evitarlos.

Para que no vendas a ciegas, ni a la defensiva.

Sino con estrategia.

¿Quieres saber cómo Marta vendió su casa sin errores ni sustos?

Marta no solo vendió su casa.

La vendió bien.

Con los papeles listos, el precio justificado, el comprador adecuado y la notaría preparada.

No improvisó.

No esperó al último momento.

Y no se dejó llevar por promesas vacías ni consejos genéricos.

Se informó, preguntó lo que no sabía y se rodeó de profesionales que le hablaron claro desde el principio.

El resultado: vendió rápido, sin agobios, y con la tranquilidad de saber que cada paso estaba bajo control.

No fue casualidad.
Fue estrategia.

Y ahora que sabes lo que ella aprendió, tú también puedes hacerlo bien.

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