Ramón no quería mudarse.
Tampoco convertirse en una carga para sus hijos.
Había vivido en esa casa casi toda su vida.
Pero ahora necesitaba liquidez, y vender parecía su única opción.
¿Y si existiera otra manera?
¿Una que le permitiera vender la casa… y seguir viviendo en ella?
Ramón no quiere vender para irse.
Quería vender su casa y quedarse en ella.
Había oído hablar de fórmulas como la nuda propiedad, el alquiler vitalicio o el usufructo, pero todo le sonaba confuso.
La buena noticia es que sí puedes vender tu casa y seguir viviendo en ella.
La Ley lo permite.
Y hay compradores interesados.
Pero una cosa es lo que se puede… y otra, lo que realmente conviene.
Porque vender tu casa y quedarte como inquilino o usufructuario requiere un acuerdo claro, un contrato bien hecho y una valoración justa.
Y eso no se improvisa.
Significa vender la propiedad, pero reservarte el derecho a seguir usándola.
Ese derecho puede estar vinculado a un contrato de alquiler, a un acuerdo vitalicio o a una reserva de uso durante un plazo concreto.
Ramón, por ejemplo, necesitaba liquidez, pero no quería abandonar el lugar donde había vivido durante décadas.
Y vender con condiciones fue su salida: un contrato que le aseguraba quedarse en casa, mientras el nuevo propietario asumía el resto.
Más personas de las que imaginas.
Existen compradores que valoran este tipo de operaciones porque:
Pagan menos por la vivienda, al no tener uso inmediato.
Están pensando a largo plazo: hijos, inversión futura, etc.
Incluso hay familiares que acceden a comprar la vivienda para ayudar al vendedor y quedarse con ella en el futuro.
Lo importante es dejar todo bien atado desde el principio. Con transparencia, contrato y previsión de escenarios.
Depende de la edad del vendedor, del valor de la vivienda y del tipo de acuerdo.
Cuanto más joven seas y más tiempo quieras permanecer, menos valor tendrá tu casa a ojos del comprador.
No es un castigo: es lógica de mercado.
En cambio, si el plazo de uso es corto o pactado (por ejemplo, 10 años), el valor se acerca mucho más al precio real del inmueble.
Por eso es clave hacer una buena valoración y negociar con claridad lo que incluye la venta.
Escritura de propiedad
Nota simple actualizada del Registro de la Propiedad
DNI en vigor
Recibo del IBI y certificado de estar al corriente en comunidad
Informe de tasación o valoración profesional
A eso se suma la escritura del acuerdo, que puede firmarse como compraventa con reserva de uso, contrato de arrendamiento, o incluso como cesión temporal con condiciones pactadas.
Todo debe ir con firma notarial.
Ganancia patrimonial en tu declaración de la renta
Plusvalía municipal, calculada sobre el valor transmitido
Gastos notariales y registrales, a cargo del comprador o según pacto
Si el comprador es un hijo o familiar directo, puede haber bonificaciones fiscales, pero no siempre se aplican automáticamente. Conviene revisar cada caso con detalle.
El principal riesgo es firmar algo que no te garantice quedarte en tu casa.
Por eso no basta con confiar. Hace falta que quede por escrito, en escritura pública, con plazos, condiciones y consecuencias claras.
En Novalinmo, ayudamos a vendedores como Ramón a:
Valorar bien su casa
Negociar con compradores solventes
Firmar contratos que protegen sus derechos de uso
Porque vender no es perder.
Y quedarse no es resignarse.
Es planificar.
La nuda propiedad implica vender la vivienda pero conservar el derecho de uso de por vida; en el alquiler vitalicio, cedes la propiedad y pagas una renta simbólica o pactada.
Ambas fórmulas permiten vender tu casa y seguir viviendo en ella, pero con condiciones distintas que conviene revisar bien.
Tu derecho a vivir en la casa se mantiene si está bien reflejado en el contrato.
Ni el fallecimiento del comprador ni una futura venta deberían afectarte si el acuerdo está notariado y con cláusulas claras.
Sí, hay fondos y empresas que ofrecen esta opción.
De hecho, muchos anuncios de “compramos tu casa y sigues viviendo en ella” provienen de inversores profesionales.
Es clave revisar bien las condiciones para que tu permanencia esté asegurada.
Tus herederos no recibirán la propiedad si ya la has vendido, aunque tú sigas viviendo allí.
En estos casos, conviene explicarles bien la operación para evitar malentendidos y planificar la sucesión de forma clara.
Debe dejar claro tu derecho de uso, durante cuánto tiempo, si es vitalicio o temporal, y qué pasa en situaciones imprevistas.
En operaciones como vender tu casa y seguir viviendo en ella, el contrato lo es todo: si está mal hecho, puedes quedarte sin casa y sin dinero.
Ramón no quería perder su casa.
Pero tampoco quería vivir con miedo a que los gastos le ahogaran cada mes.
Así que decidió vender su casa y seguir viviendo en ella.
Firmó con garantías, pactó el tiempo que necesitaba y recibió una cantidad que le dio aire.
Lo hizo bien.
Sin prisas.
Y con asesoramiento desde el minuto uno.
Porque vender la casa y seguir viviendo en ella no es solo una fórmula legal.
Es una forma de proteger lo que has construido… mientras te das libertad para empezar otra etapa, sin dejar de vivir tu vida.
¿Buscas formas de vender tu casa y seguir viviendo en ella?
¿Te preguntas si alguien compraría tu vivienda en esas condiciones?
En Novalinmo no compramos tu casa, pero conocemos a inversores que compran tu casa y tú sigues viviendo en ella, o te asesoramos por si te surge la oportunidad y quieres hacerlo sin riesgos.
Porque hay muchas maneras de hacerlo bien: alquiler vitalicio, reserva de uso, renta mensual, venta parcial…
Lo importante es que tú elijas la opción que mejor encaje contigo.
Y que todo quede por escrito, claro y sin cosas raras.
Te ayudaremos a valorar tu vivienda, estudiar alternativas y firmar sin dudas.
Porque vendo mi casa y sigo viviendo en ella no es una contradicción.
Es una estrategia que funciona.